El anhelo de una gaviota



Las alas me nacieron de tanto mirar por una ventana que daba hacía un azul profundo. Comencé la búsqueda de un silencio en el que ni la respiración se pudiese escuchar. Pude verme en lo que pensé un espejo, aunque esté tenía sus propias dolencias.



El mar se rompe en olas, mientras que yo me rompía en llantos. El mar se rebelaba contra el viento, mientras que yo lo usaba para volar. Me di cuenta en mi condición de gaviota, que también ella estaba sola y me ofrecí como su compañía.



En cuanto más tiempo pasábamos juntas, mi personalidad más se forjaba entorno a la suya. Así como ella guardaba secretos y me los susurraba en forma de espuma, comencé a guardar lo que sentía en un lugar inaccesible, en lo más profundo de mis plumas, a salvo en tan delicado blanco, que incluso yo misma olvidé.



Nuestra amistad se fue haciendo cada vez más cercana, hasta el punto que ya no quise observarla desde el cielo y decidí hundirme en aquel lugar en el que éste se confunde y me obliga a preguntarme ¿Cuál es la manera correcta de sentir?

Si todo se lo lleva el mar.

.Vania Estay


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